una ilusión y un desengaño
En el verano de 2009, un joven tenía una ilusión, que su país volviera a ser sede de unos Juegos Olímpicos. El veía como la gran parte de la población no era consciente de la gran repercusión positiva que podía tener el país, en caso de que fuera elegido como organizador. Pero él si lo era. El chico soñaba día tras día con que vería, viviría, sentiría y recordaría aquellos juegos, hasta que llego el gran día. Los resultados no fueron los esperados y no se cumplió el sueño. Aquel día, aunque fue un día triste y para olvidar, aquel joven aprendió mucho, aprendió que casi todo en esta vida se mueve por intereses económicos y políticos, que ese espíritu olímpico del que se presume, en realidad no existe, porque si la elección de la sede se rige principalmente por un espíritu económico y político ¿ dónde está ese espíritu olímpico?
Con el tiempo, este joven pensó que quizás esta reflexión fue un poco radical debido a la impotencia sentida por la no elección de su país, pero sabía que tampoco iba mal encaminada...
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